Una pareja de Toronto, Canadá, decidió criar a su bebé sin revelar a nadie su sexo para que el niño (o niña) pueda elegir su propia identidad de género. Esta decisión ha causado una "tormenta" en Canadá y en el extranjero, entre los partidarios y los opuestos al "experimento", como lo han definido algunos.
El bebé, llamado apropiadamente Storm ("tormenta" en inglés), tiene cuatro meses de edad y sólo sus dos hermanos, los padres, las dos comadronas que asistieron al parto y un vecino conocen su sexo.
El matrimonio, formado por Kathy Witterick, de 38 años, y David Stocker, de 39, ha decidido mantener en secreto el sexo de Storm para "hacer un tributo a la libertad y la elección, en lugar de limitarla".
Kathy y David tomaron esa decisión con el objetivo de proteger el derecho de elección de su bebé, en un mundo que, según ellos, está regido por estereotipos.
Cuando Storm nació, la pareja envió un correo al resto de parientes y amigos con el siguiente texto: "Hemos decidido no compartir el sexo de Storm por ahora -un tributo a la libertad y la elección en lugar de limitarla-".
Los abuelos de Storm apoyaron la decisión, aunque les resulte incómodo explicar lo del bebé libre de género a sus amigos y compañeros.
Mucho menos comprensivos, algunos amigos acusaron a la pareja de quitarle al recién nacido el derecho a elegir, al imponer su ideología al pequeño.
Storm (derecha) junto a uno de sus hermanos |
Desde que durante el fin de semana, el periódico The Toronto Star publicó un artículo con la historia de Storm, sus padres y sus dos hermanos Jazz de 5 años, y Kio de 2, las reacciones no se han hecho esperar.
La historia también fue recogida esta semana en el diario británico Daily Mail, donde se ha convertido en una de las más comentadas de su edición electrónica.
Witterick y Stocker señalaron que lo que quieren es dar a sus hijos la libertad de elegir lo que quieren ser. Jazz y Kio, los dos varones, ya ejercen ese poder desde que a los 18 meses empezaron a elegir en las tiendas ropas tanto en la sección de chicos como en la de chicas.
Ellos también deciden si llevar el cabello largo o corto, y Jazz, que recientemente eligió llevar un vestido rosado, tiene ahora el cabello por debajo de los hombros recogido en una cola.
En respuesta a la historia, una lectora del periódico de Toronto, Heather Reil, señaló: "nunca un artículo me ha dejado tan enfadada. Estos padres están convirtiendo a sus hijos en un estrafalario experimento de laboratorio".
Pero otro lector opinó que "romper las normas sociales no es sinónimo de una mala crianza de los hijos".
"Muchas prácticas modernas fueron cuestionadas en su momento como experimentos sociales", agregó.
El papá de los niños defendió la decisión subrayando que "si realmente quieres conocer a alguien, no te interesa lo que está entre sus piernas". ¿Y tú qué opinas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario